El pasado martes 14 de febrero algunos miembros de DEMOSPAZ, junto con los/as estudiantes de prácticas, tuvimos la suerte de celebrar un encuentro de diálogo acerca de la situación de los Derechos Humanos y Políticos en Perú. Para ello contamos con la presencia de Luis Peña, escritor y novelista peruano que presentó su novela Quebrada Honda, y Lucrecia Janqui profesora e investigadora del Instituto DEMOSPAZ, especializada en el estudio de temas y cuestiones étnicas y de gestión de la diversidad. Ambos participantes han conocido de primera mano el escenario político de Perú, y siguen activamente la situación del país, en particular el estado de los Derechos Humanos en el mismo.
Como ambos cuentan, Perú es un Estado compuesto por un compendio de etnias, grupos indígenas, etc. Además, es un Estado geográficamente muy heterogéneo, lo que genera gran disparidad respecto a las formas de vida, que en muchos casos la clase política no ha sabido apreciar encerrados en la esfera elitista limeña. Esta dejadez ha generado espacios para la insurgencia política, no sólo en forma de reclamos campesinos, sino que también a partir de la creación de grupos terroristas, como el gran conocido Sendero Luminoso. El grupo armado de ideología marxista-maoísta lleva operando en toda la amplitud del país desde los años 80, incidiendo sobre todo en la región andina y central del país principalmente, en la región de Ayacucho.
Luis Peña Rebaza, a partir de su nueva obra Quebrada Honda pretende dar visibilidad a la tan poco comentada incidencia del Sendero Luminoso en las regiones norte del país. Para ello nos sitúa en los años 80 cuando el grupo terrorista comienza su acción violenta, a partir de la historia de una senderista, directora de una célula de Sendero Luminoso y un ingeniero agrónomo que es secuestrado por motivos económicos por estos combatientes cuyos caminos se cruzan en la sierra liberteña. Es a partir de esta historia basada en hechos reales que el autor plantea una reflexión sobre los numerosos episodios de violencia extrema que se abatieron sobre una sociedad. Si bien Luis quiere hacer hincapié sobre una luz al final del túnel de oscuridad y violencia, que las nuevas generaciones traerán la paz y la esperanza a un “Perú que siempre ha sido y va a ser mucho más grande que sus problemas”.
Lucrecia Janqui, por su parte, comienza su exposición destacando algunos aspectos propios del Perú del Sur, su lugar de origen. En concreto, narra cuál es la situación de ciudades sureñas como Cusco, Arequipa, o la propia localidad de Quebrada Honda, donde tendrán lugar sucesivas protestas contra el gobierno federal, las cuales observa de primera mano. El factor identitario en Perú es fundamental, en particular en las relaciones entre el centro y la periferia. A lo largo de la conversación, se pondrá especial énfasis en esta tensión entre una identidad peruana que busca lo externo como fuente de autoridad y legitimidad y otra identidad peruana que reivindica lo local, los pueblos originarios y lo rural como elementos fundacionales de dicha idiosincrasia. Será precisamente está mala interpretación del papel de lo terrenal y el “vivir de la tierra” lo que frene a Sendero Luminoso, pues existe un profundo y generalizado desconocimiento que aparece a raíz del centralismo del estado.
El choque de las distintas pulsiones políticas e identitarias en Perú generarán un clima político de inestabilidad desde el momento de su fundación. Esto, a su vez, será el caldo de cultivo ideal para uno de los grandes problemas crónicos de los estados latinoamericanos: la corrupción. Frente al discurso que achaca los males del Perú a la realidad colonial, ambos ponentes expresan su rechazo a dicha visión, en favor de otra que subraye el papel de las élites locales en la configuración del sistema. Si bien es cierto que dichas élites son élites criollas herederas del sistema colonial, es fundamental destacar su papel en la reproducción de dinámicas perniciosas para el conjunto del Perú como pueden ser la excesiva centralización, una mala planificación territorial, una mala gestión de la diversidad cultural y de los recursos naturales del país o el gran problema de la corrupción.
Es precisamente por esta circunstancia que la llegada de Pedro Castillo a la presidencia en el año 2021 supuso un shock para el sistema. Tras una interminable sucesión de presidentes con formación académica en universidades extranjeras con gran prestigio internacional, llega un maestro rural, con un habla cercana, que aparece en televisión alimentando a sus gallinas, y que apela directamente al Perú en su conjunto, y que no se centra sólo en Lima. Después de dos siglos, se trata de la primera vez que el pueblo llega verdaderamente al poder en Perú. La llegada de Castillo, sin embargo, generaría fricciones con las élites locales que buscaban mantener su posición privilegiada, pero también con élites extranjeras con intereses comerciales en el país, como pueden ser grandes conglomerados empresariales chilenos, españoles, o el propio estado estadounidense.
La diversidad interna de Perú, desde su geografía, a su cocina y a sus gentes es una parte intrínseca de la gran riqueza del país. La novela de Luis Peña nos hace apreciar cómo las cosas muchas veces no son tan sencillas como parecería a primera vista, y cómo existe siempre una realidad oculta detrás de lo aparente. La historia de una senderista y un ingeniero nos presenta un retrato de la idiosincrasia peruana, profundamente compleja. Esta novela nos presenta una ventana a través de la que analizar la situación política del país, pero también cómo este conglomerado macro afecta directamente a las experiencias personales de la población, en este caso los protagonistas. En cualquier caso, el coloquio y la discusión del libro y la situación de Perú demuestran que una firme defensa de los Derechos Humanos y el fomento de una cultura de paz serán fundamentales en la generación de una paz estable en el país, en la reducción de las desigualdades en el mismo, y en la creación de un sistema más justo para todos y todas.